Clamoxyl es un medicamento que permite tratar varias infecciones de origen bacteriano causadas por gérmenes sensibles.
Clamoxyl es indicado en ciertas personas afectadas de una neumopatia aguda (enfermedad pulmonar), una sinusitis, una otitis, una bronquitis o la enfermedad de Lyme (infección provocada por la picadura de garrapata). Clamoxyl es también indicado para tratar infecciones estomatológicas (boca y dientes), genitales, ginecológicas, urinarias y digestivas o para prevenir las endocarditis (inflamación del endocardio, una estructura que recubre el corazón).
Clamoxyl está contraindicado en las personas que presentan una alergia a los medicamentos que pertenecen a la clase de los beta-lactámicos, como la cefalosporina o la penicilina, y a las que son hipersensibles a una o más de las sustancias que entran en su composición. Clamoxyl no debe jamás ser administrado a los pacientes que sufren de fenilcetonuria (enfermedad genética que puede provocar un retardo mental) ni en asociación con el metotrexato.
Puede suceder que un tratamiento por Clamoxyl cause efectos secundarios, especialmente trastornos gastrointestinales (diarrea, náuseas y vómitos), la aparición de granos y una candidiasis (infección provocada por un hongo de tipo Cándida).
Otros efectos secundarios, más raros, pueden aparecer , como prurito (picor), vértigos, dolor de cabeza, urticaria, hepatitis, ictericia (coloración amarilla), colitis hemorrágica, eosinofilia (enfermedad de la sangre).
Ciertas bacterias desarrollan una resistencia a los tratamientos antibacterianos, es lo que se llama la resistencia adquirida. Las bacterias son clasificadas según el grado de resistencia adquirida expresado en porcentaje. Por ejemplo, en Francia, las especies que presentan una mayor resistencia adquirida son Nocardia asteroïdes (50-80%), Prevotella (60-70%), Enterococcus Faecium (40-80%) y Escherichia coli (30-50%). Por esta razón, es importante conocer la bacteria responsable de la infección antes de administrar Clamoxyl.