El cuerpo humano está formado principalmente por agua (60-70% del peso corporal total). La deshidratación consiste en las pérdidas de agua no compensadas por el organismo. En el recién nacido (desde el nacimiento hasta los 2 meses) y en el bebé (desde los 2 meses a los 2 años), cuyo peso es bajo, la deshidratación puede tener consecuencias catastróficas y poner la vida en peligro.
La deshidratación puede estar provocada un calor intenso, diarrea, fiebre o vómitos importantes.
Se observará:
Cuando se observan estos signos clínicos descritos se debe sospechar el diagnóstico de deshidratación.
La gravedad de la deshidratación se evalúa de acuerdo con el peso perdido por el niño (la pérdida de agua causa la pérdida de peso):
La mayoría de las veces, no se requieren más exámenes. Sin embargo, a veces, se realiza un análisis de sangre.
El tratamiento consistirá en rehidratar al niño. Cuando la pérdida de peso es <5%, rehidratar al niño a base de biberones es generalmente suficiente. En la Farmacia se pueden encontrar soluciones de rehidratación y se le darán al niño según su demanda. Más allá de una pérdida de peso del 5%, es preferible hospitalizar al bebé rápidamente, para rehidratarlo por vía intravenosa. Hay que actuar rápidamente, la muerte del niño puede ocurrir en cuestión de horas.
La forma más eficaz para prevenir la deshidratación es que el bebé beba regularmente agua. Hay que ofrecerle biberones a menudo, sobre todo si hace calor o el niño tiene fiebre. Se debe actuar de la misma forma en caso de diarreas importantes. No dude en pesar al niño regularmente cuando sufra de vómitos o diarrea severa.