Una invaginación intestinal aguda es una patología de los niños pequeños que consiste en la penetración de una parte del intestino dentro de otra parte del intestino situado más abajo (como el dedo de un guante dado vuelta). En la mayoría de los casos, la invaginación se produce en el punto de unión entre el intestino delgado y el colon. Cuando se produce una invaginación intestinal aguda puede conducir a una obstrucción intestinal. Este tipo de evento se produce estadísticamente con más frecuencia en los bebés de entre tres meses y tres años y afecta a 2 de cada 3 a los varones. Al parecer, ocurre con mayor frecuencia en el período otoño-invierno y en el contexto de una infección reciente.
La invaginación intestinal que causa una obstrucción intestinal provoca dolor, una interrupción del tránsito y vómitos. En el caso del bebé aparecen llantos, gritos y una agitación que puede durar algunos minutos, desaparecer para luego reaparecer algunos minutos más tarde; los intervalos que separan cada crisis se hacen cada vez más cortos. Al mismo tiempo, el niño se niega a comer, vomita, tiene poco a poco signos de anorexia y se puede encontrar sangre en las heces. Este síntoma debe conducir a una consulta de emergencia, ya que puede ser un signo de problemas en el tubo digestivo.
El diagnóstico de invaginación intestinal aguda se basa principalmente en las imágenes médicas. Después de un examen clínico que comprenderá un tacto rectal que puede aportar mucha informacón, procederemos a practicar una radiografía de abdomen y una ecografía abdominal que pondrá en evidencia la invaginación. A veces, un enema opaco, que consiste en inyectar un producto radio-opaco y luego realizar radiografías, confirmará el diagnóstico y autorizará a veces un gesto terapéutico.
Es esencial reducir la invaginación lo más rápidamente posible. El enema opaco demuestra ser eficaz en el 90% de los casos. En efecto, la porción invaginada gradualmente se pone en su lugar por la presión de la inyección del líquido. Sin embargo hay que continuar vigilando al paciente en las horas que siguen por si este tratamiento fuera insuficiente En este caso, se requiere de la cirugía y a veces la extirpación de una parte del tubo digestivo.
La invaginación intestinal es una condición que no es predecible y es por lo tanto imposible de evitar.