El bocio es el aumento del volumen de la glándula tiroides. La tiroides es una glándula endocrina en forma de mariposa situada en la parte anterior del cuello, que asegura la secreción de hormonas de la tiroides. Estas hormonas ejercen un papel regulador en el seno del organismo, particularmente a nivel del crecimiento y de la activación del metabolismo, entre otras cosas. El yodo (oligoelemento) es necesario para la síntesis de las hormonas tiroideas. Ingresa en el organismo a través de la alimentación (el yodo está presente en la sal marina).
Las causas de la aparición de esta hipertrofia son diversas. El bocio puede ser debido a un desequilibrio en la síntesis de las hormonas tiroideas, una deficiencia de yodo o una afección de la glándula ( tiroiditis, enfermedad de Basedow...).
La presencia de un bocio es visible ya en etapas avanzadas. Es observable y fácilmente identificable.
El primer síntoma será la hinchazón de la parte inferior del cuello. Esta hinchazón puede causar compresión de los órganos vecinos:
El diagnóstico se basa en la observación y la palpación del cuello. Despues, el médico prescribirá exámenes adicionales para confirmar el bocio e investigar las causas.
Se realizará una gammagrafía y una ecografía tiroidea. El análisis de sangre con determinación de las hormonas tiroideas (que pondrá de manifiesto una deficiencia o un exceso de producción de hormonas) también es recomendable. También se buscarán los anticuerpos en sanfre que puedan evocar una enfermedad autoinmune.
El tratamiento dependerá de la causa del bocio y puede consistir en:
Sólo el bocio de origen carencial tiene prevención posible: se debe asegurar una ingesta suficiente de yodo.