El estafilococo es un germen bacteriano del género Staphylococcus, del que existen diferentes cepas, como el Staphylococcus aureus y el Staphylococcus dorado. Puede estar presente en diferentes sitios de nuestro organismo como la piel o las membranas mucosas de la nariz sin causar síntomas. Sin embargo, también pueden ser patógenos (que causan enfermedades) y el origen de infecciones diversas principalmente cutáneas, cuyo nombre varía dependiendo de su ubicación: forúnculo, onyxis, impétigo, orzuelo, paroniquia, foliculitis, erisipela,etc. También se pueden localizar en algunos órganos e infectar el hueso provocando una osteomielitis o osteítis por ejemplo o en las articulaciones como en la espondilodiscitis en los discos intervertebrales.
Las manifestaciones clínicas pueden ser también diversas como las diferentes localizaciones.
El estafilococo puede ser detectado por los cultivos. Puede tratarse de cultivos de líquidos puncionados, de muestras cutáneas o de los tejidos... El tipo de estafilococo se identifica mediante la coloración de estos cultivos.
El tratamiento de la infección por Staphylococcus implica el uso de antibióticos. Dependiendo del tipo, el estafilococo puede ser sensible a los antibióticos (en general son activos contra estos gérmenes) pero también pueden haber desarrollado resistencias. La realización de un antibiograma permite testar los diferentes antibióticos en los cultivos y nos proporcionan información para determinar si existen resistencias y aplicar el tratamiento apropiado.
El lavado frecuente y sistemático de las manos y los utensilios utilizados en los hospitales pueden prevenir el contagio del estafilococo, que pueden ser patógenos para una persona, pero no serlo para otras. En todos los casos, es esencial para mantener las heridas sanas y desinfectarlas. Finalmente, en el hospital un paciente infectado por estafilococo debe ser colocado en un habitación solo, en aislamiento.