La esofagitis es una inflamación de la mucosa del esófago que provoca que la deglución (el acto de tragar) sea doloroso. Hay muchas causas de esofagitis, como por ejemplo:
Inflamatoria, la esofagitis puede volverse hemorrágica o, incluso, cancerosa. El tratamiento con medicamentos y un estilo de vida saludable pueden dar buenos resultados. En caso de que fallen, es posible la cirugía.
Se sienten dolores en la región superior del abdomen y una quemazón o ardor que sube del estómago hacia la boca. El paciente se queja de que padece regurgitaciones ácidas y a veces de tos (particularmente por la noche), sobre todo en caso de esofagitis péptica. La esofagitis infecciosa por Cándidas se puede sospechar en caso de encontrar candidiasis bucal. En el caso de esofagitis cáustica, son visibles a menudo las llagas en la boca (úlceras).
La endoscopia es imprescindible para ver las diferentes lesiones y su importancia. Estamos hablando de la endoscopia esófago-gastro-duodenal. Permite determinar la extensión del daño y a veces encontrar también la causa. El médico puede prescribir pruebas adicionales, tales como una medición de la acidez esofágica (una manometria) que permite conocer con precisión la presión del músculo inferior esofágico (esfínter) o una biopsia (obtención de una muestra de tejidos).
El tratamiento de la esofagitis incluye esencialmente dejar de fumar, pérdida de peso y una dieta específica eliminando el alcohol, los alimentos grasos, los ácidos y aquellos alimentos con alta fermentación, ya que todos estos factores pueden aumentar o mantener la inflamación. El tratamiento de la causa es indispensable así como un tratamiento anti-infeccioso en caso de una esofagitis infecciosa. Es aconsejable que el paciente duerma en una posición semi-reclinada para evitar el reflujo ácido cuando la causa es la esofagitis péptica. Si los antiácidos y los inhibidores de la bomba de protones no son suficientes, se puede contemplar la cirugía.