La córnea es un tejido fibroso y transparente, de forma abombada, que constituye la parte anterior del globo ocular. Se encuentra situada debajo de la membrana conjuntiva (fina membrana protectora) y justo delante del iris y la pupila. La córnea actúa como un potente lente natural transmitiendo los rayos de luz al interior del ojo y los refleja o los retracta. Carece de vascularización y se nutre del oxígeno de las lágrimas y de la atmósfera así como del humor acuoso en su parte anterior.
Las lesiones de la córnea pueden causar pérdida de la visión. La úlcera de la córnea o úlcera corneal es una perforación de la córnea.
Generalmente es debida a una infección provocada por bacterias, hongos, virus o la Acanthamoeba; en otras ocasiones es consecuencia de una herida o un traumatismo.
Las bacterias (en general los estafilococos, pseudomonas, o neumococos) pueden infectar y ulcerar la córnea una vez que el ojo ha sufrido una herida, haya entrado en él un cuerpo extraño o esté irritado por las lentes de contacto.
Otras bacterias como los gonococos, y ciertos virus, como por ejemplo el herpes, también pueden provocar úlceras de la córnea. Los hongos pueden causar úlceras de crecimiento lento. En muy raras ocasiones, la deficiencia de vitamina A o de proteínas puede producir una ulceración de la córnea.
Cuando los párpados no se cierran correctamente para proteger el ojo y humedecer la córnea, pueden aparecer úlceras debidas a la resequedad y a la irritación, incluso sin que exista una infección.
Las úlceras corneales provocadas por traumatismos se producen, especialmente, en los accidentes laborales: agricultura (ulceraciones por ramas de los árboles), carpintería, soldadura y esmerilado (por cuerpos extraños).
Otras causas pueden ser los accidentes de tráfico, accidentes deportivos, uso incorrecto de lentes de contacto o lentillas, agresiones, quemaduras (químicas, solares), y por rasguños, raspaduras y cortes causados por las uñas, papel, y pinceles de maquillaje.
Una ulcera en la córnea aparece como una lesión de color blanco sobre la córnea. Los principales síntomas son la aparición de dolor, una sensibilidad excesiva a la luz, ojo rojo, sensación de cuerpo extraño y una mayor producción de lágrimas. Puede aparecer un punto blanco amarillento de pus en la córnea. En ciertos casos, las úlceras aparecen sobre toda la córnea y pueden penetrar en profundidad. Cierta cantidad de pus puede acumularse además detrás de la córnea. Cuanto más profunda es la úlcera, más graves son los síntomas y las complicaciones.
Las úlceras de la córnea pueden curarse con tratamiento pero en algunos casos pueden dejar como secuela un material turbio y fibroso que causa cicatrización e impide la visión. Otras complicaciones incluyen las infecciones persistentes, la perforación de la córnea, el desplazamiento del iris y la destrucción del ojo.
La úlcera de la córnea es una urgencia médica que debe ser tratada de inmediato por un oftalmólogo. Para apreciar claramente la úlcera, el médico puede aplicar gotas que contienen un colorante llamado fluoresceína. Puede ser necesario recurrir a una terapia con antibióticos y cirugía.
En la mayoría de los casos las ulceraciones traumáticas de la córnea curan sin secuelas con tratamiento médico. Si la evolución de la úlcera es desfavorable, pueden valorarse los nuevos tratamientos que se han descrito, como el trasplante de membrana amniótica, o el implante de células madre. En un porcentaje de casos y pese al tratamiento recibido, la córnea puede quedar definitivamente dañada, quedando como secuela una pérdida de visión.
Una úlcera corneal tiene un tiempo medio de estabilización lesional de 7 a 14 días. Este tiempo medio es siempre orientativo.