El neumotórax o colapso pulmonar es un colapso de la pleura (membrana que cubre ambos pulmones) más o menos grave. Puede ocurrir espontáneamente, sobre todo en hombres jóvenes; la frecuencia de este tipo de neumotórax se estima entre 1 y 2 por cada 10.000. También puede deberse a un trauma o como un efecto secundario de una enfermedad pulmonar.
El neumotórax es una discapacidad que afecta la cavidad pleural, una cavidad virtual delimitada por dos membranas delgadas, la pleura, que cubre la caja torácica y la parte exterior de los pulmones.
El neumotórax se debe a la introducción de aire o gas en esta cavidad, lo que provoca el desprendimiento y el colapso de uno o los dos pulmones.
Existen diferentes tipos de neumotórax: neumotórax espontáneo, cuando el aire proviene de las vías aéreas del pulmón a través de una lesión; el neumotórax traumático, cuando el aire entra desde el exterior a través de la caja torácica, debido a una ruptura como una herida externa; o el neumotórax yatrogénico, consecuencia de un procedimiento invasivo como una punción.
El neumotórax puede ser primario, es decir, que se produce sobre un pulmón previamente sano, o bien secundario, a raíz de una enfermedad pulmonar. Hay que tener en cuenta que el neumotórax espontáneo primario es una enfermedad que afecta a pacientes jóvenes, especialmente a los sujetos altos y delgados.
Los síntomas del neumotórax incluyen dolor en el pecho repentino y violento, además de dificultad para respirar, sobre todo durante la inhalación. La ansiedad se asocia frecuentemente a este malestar doloroso y la tos seca. También pueden presentarse síntomas de gravedad como cianosis (coloración azulada de la piel o las membranas mucosas), taquicardia, respiración rápida y una dificultad para hablar.
En caso de neumotórax, el médico primero realiza un examen físico al paciente y escucha los pulmones para buscar una asimetría. Una radiografía de tórax permite confirmar el diagnóstico clínico al visualizar una línea de separación que corrobora el colapso del pulmón.
Existen muchos posibles tratamientos del neumotórax, pero el objetivo principal siempre es extraer el aire de la cavidad pleural. Cuando el neumotórax es de poca intensidad es suficiente el reposo del paciente para que el aire contenido en la cavidad pleural se reabsorba. También se prescribe un tratamiento farmacológico con analgésicos.
En los casos más severos, se puede practicar una cirugía de emergencia para extraer el aire insertando una aguja en la cavidad pleural. Otra técnica es el drenaje pleural utilizando un tubo por donde se aspira el gas acumulado en la cavidad.
Es imposible prevenir el neumotórax. No obstante, es posible reducir el riesgo de recurrencia. Para ello, es imprescindible dejar de fumar y no realizar ciertos tipos de actividad física como el buceo. Del mismo modo, es necesario evitar la utilización de instrumentos de viento como el saxofón o la trompeta. Por último, la aviación y la altitud también pueden promover la reincidencia del neumotórax debido a los cambios de presión. Después de un neumotórax, existe una técnica que permite, en general, reducir el riesgo de recaída: se trata de la pleurodesis o sínfisis pleural, que utiliza diversos métodos.
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