Definición
La enfermedad de Kahler, también llamada "mieloma múltiple", es una
patología cancerosa de la
médula ósea. Es causada por la proliferación de plasmocitos, una variedad de las
glóbulos blancos de la sangre especializados en la fabricación de inmunoglobulinas, proteínas que tienen actividad de
anticuerpos. Esta enfermedad es más frecuente en los mayores de 50 años y es más común en hombres que en mujeres.
Síntomas
La enfermedad de Kahler puede adoptar diversas formas clínicas y los signos clínicos son muy variados de un individuo a otro. Los síntomas de la enfermedad de Kahler que pueden aparecer son :
- dolores óseos en 7 casos de cada 10, que afectan principalmente a la columna vertebral y a las costillas;
- fracturas espontáneas a nivel de los huesos afectados;
- palidez, signo de anemia ;
- infecciones repetidas, especialmente pulmonares;
- fatiga importante;
- pérdida de peso.
Ciertas afectaciones no son visibles clínicamente, pero están presentes con frecuencia como una
insuficiencia renal y un aumento de la tasa de calcio en la sangre.
Diagnóstico
La enfermedad de Kahler se sospecha con estos síntomas clínicos; se practican además unos exámenes biológicos con una
muestra de sangre para confirmar la sospecha: observamos una disminución en la cantidad de
hemoglobina, el aumento del calcio y la
velocidad de sedimentación globular (
VSG) elevada que nos indica que existe una
inflamación. El diagnóstico definitivo de la enfermedad de Kahler se hace a través de una
electroforesis, una técnica que consiste en separar las proteínas de la sangre en función de su carga eléctrica. Este exámen revela un aumento en un tipo particular de anticuerpos. Otra posibilidad para la confirmación del diagnóstico es un análisis de la médula ósea por punción en el
esternón: en esta muestra se observa una proliferación de plasmocitos. Las pruebas de imagen (radiografías,
TAC o
RMN ) también pueden ser de interés para evaluar la enfermedad.
Tratamiento
La enfermedad de Kahler no puede curarse con medicamentos. Sin embargo, algunos fármacos como los bifosfonatos mejoran la calidad de vida de los pacientes y previenen la aparición de complicaciones. En el tratamiento generalmente se asocia una
quimioterapia a un trasplante de médula. La
radioterapia se utiliza a veces para combatir los dolores óseos.