Un linfoma pulmonar es una forma de cáncer de pulmón aunque son posibles, sin embargo, ciertas formas benignas de infiltración del pulmón por células linfocitarias. En su forma clásica, el linfoma pulmonar constituye una proliferación incontrolada de células del tejido linfoide, y se puede desarrollar a partir de las células del pulmón o ser secundario a la invasión del pulmón por otros linfomas. Generalmente, el linfoma afecta mas a personas cuyo sistema inmunitario, es decir, de defensas del organismo está deprimido.
Muy a menudo, el linfoma es asintomático. El cáncer avanza silenciosamente, sin que la persona lo note. En otros casos, se puede manifestar con la aparición de dificultad respiratoria (disnea), dolores en el pecho y la presencia de tos con esputo sanguinolento (hemoptisis)
Algunos síntomas sugerentes de linfoma de otro órgano pueden estar presentes como un aumento en el tamaño del bazo, del hígado o de los ganglios.
El diagnóstico se hace después de un examen clínico. Las pruebas que se llevan a cabo son una radiografía de tórax y un escáner. En la radiografía las lesiones cancerosas pueden aparecer como manchas opacas. El diagnóstico se confirma a través de una biopsia, una toma de células, habitualmente en el transcurso de una fibroscopia bronquial que a través de una mini cámara y aparatos introducidos por la boca, va a permitir determinar el tipo de tumor involucrado.
El tratamiento va a depender del tipo de linfoma encontrado y de si es primitivo (o sea, desarrollado desde el principio en los pulmones) o bien secundario por la migración de las células cancerosas de otro órgano hacia el pulmón. Según el caso, se puede practicar una quimioterapia con varios medicamentos y la radioterapia, en forma individual o combinada.
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