¿Cómo nos influye el tiempo?

Los cambios bruscos de temperatura alteran a diario nuestro humor y, tambiénm nuestra salud. Algunas personas lo acusan más que otras. A estas personas más sensibles se les denomina meteosensibles. Estas personas pueden sentir molestias, dolores o altibajos en el humor porque su organismo es muy sensible a los cambios atmosféricos. Suelen notarlos mucho antes que los demás podamos sentirlos y de forma más aguda.

Frecuencia

Hasta el 60% de la población podría ser meteosensible. Existen cinco perfiles bioclimáticos diferentes. Los diferentes perfiles dependen de varios factores:

  • Dependen de factores genéticos
  • Dependen de qué glándula del organismo sea más activa
  • Dependen de qué hormonas liberen en más cantidad

La persona equilibrada

Son las personas que no sufren el llamado estrés meteorológico. Sus hormonas luchan siempre por el equilibrio perfecto y ni siquiera el viento más huracanado o el día más desapacible pueden romperlo. Son los mejores.

La persona vagotónica

Son individuos que notan un bajón muy acusado de energía y pierden repentinamente el apetito, sobre todo por la mañana con los cambios de tiempo. Estos cambios climatológicos activan el nervio vago (que conecta el cerebro con el resto del cuerpo) y hacen que su organismo fabrique más acetilcolina, hormona que provoca una relajación excesiva.

La persona simpaticotónica

En estas personas ocurre justo lo contrario que en las anteriores: los cambios en la climatología y en la presión atmosférica hacen que estén en situación de permanente alerta. En estos casos se vuelven hiperactivos, tienen un punto de agresividad e incluso sufren insomnio y puede dispararse su tensión.

La persona serotonínica

Los cambios climáticos alteran sus niveles de serotonina. Están especialmente irritables y pueden tener pequeños espasmos musculares, taquicardias y crisis de angustia. También pueden tener un ansia desmedida por comer carbohidratos.

La persona tiroidea

En estos casos la hormona tiroidea fabrica grandes cantidades de tiroxina, como ocurre en las personas con hipertiroidismo. Su cuerpo está acelerado y aparecen diarreas, sensación de calor intenso, sudoración... tanto si hace frío como si hace calor extremo. También cursa con mal humor y agresividad.

Los factores ambientales más perjudiciales

Las condiciones climáticas perfectas son:

  • Una temperatura entre entre 20º y 25º
  • Una humedad relativa entre un 40% y un 70%
  • Una velocidad del aire no inferior a 0,15 m/s ni superior a 0,25 m/s
  • Una presión atmosférica alrededor de 1013,2 milibares y con ionización negativa

Esta situación "ideal" cada vea es menos frecuente y nuestra vulnerabilidad va en aumento.

¿Qué pasa antes de una fuerte lluvia o viento?

Horas antes de una fuerte lluvia o cuando hay viento fuerte la atmósfera está cargada de iones positivos. Las personas estamos más irritables y nerviosas. Diversos síntomas pueden aparecer como

Las personas meteosensibles pueden notar estos síntomas uno o dos días antes de que llegue la lluvia. Cuando descarga la tormenta, vuelven los iones "buenos" (los negativos) . En este momento nuestro organismo segrega la cantidad idónea de serotonina, la hormona del bienestar. También se ha comprobado que, tras la lluvia, nuestras heridas cicatrizan mejor.

Cuando hace mucho calor

Cuando hace mucho calor la tensión y la concentración de glucosa en sangre bajan: nos sentimos sin energía y pueden aparecer migrañas, conjuntivitis y alergias además de falta de atención. Esa "relajación" hace que percibamos los riesgos como menores. Algunos estudios han demostrado que también en días muy calurosos aumentan los suicidios.

Con la presión atomosférica es baja

Esto suele ocurrir cuando sopla un aire cálido. Los huesos duelen más y los trastornos digestivos, los respiratorios y los circulatorios son más frecuentes. Además se ha comprobado que cuando se producen variaciones bruscas de presión atmosférica (que viene a ser lo que pesa el aire) son más frecuentes los accidentes cerebrovasculares.

En caso de una ola de frío

Aumenten las bronquitis, las úlceras, los dolores poliartríticos, la ciática o el lumbago... Pero si el frío se acompaña de una humedad alta (el aire contiene más vapor de agua) y de baja presión atmosférica hay que tener cuidado con el corazón porque se producen más infartos.

En caso de vientos fuertes

Los días de fuerte viento las personas están más irritables. Las personas con alergias tienen más síntomas ya que las diminutas partículas en suspensión provocan un molesto picor en ojos y nariz.
Hay que diferenciar los vientos cálidos y los vientos fríos: los primeros (ocurre sobre todo con el llamado Viento Foehn) provocan jaquecas, migrañas, dificultad para concentrarse y memorizar e incluso más accidentes de tráficos y peleas, tanto callejeras como laborales y familiares. Si el viento que sopla es, por el contrario, frío tendremos más necesidad de ir al baño, respiraremos peor y aumentarán los trastornos circulatorios porque nuestro sistema parasimpático cerebral estará sobreestimulado.
Si el aire fuerte es mantenido, como por ejemplo ocurre con la tramontana, aparecen más problemas depresivos.

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