El embarazo viene acompañado de cambios fisiológicos que afectan el funcionamiento de la tiroides. Estos cambios exponen a la mujer embarazada a un riesgo aumentado de hipotiroidismo o hipertiroidismo.
A continuación una explicación de los síntomas, los riesgos de complicaciones de estos desajustes durante el embarazo.
Varios cambios fisiológicos afectan el funcionamiento de la glándula tiroides durante el embarazo. Entre estos cambios anotemos el aumento de las necesidades en yodo necesario para la síntesis de hormonas tiroideas por el feto a partir del segundo trimestre, así como la de la producción de hormonas tiroideas T3 y T4. Estas modificaciones aumentan el riesgo de disfunción de la glándula tiroides (hipertiroidismo o hipotiroidismo).
Los antecedentes familiares de disfunción tiroidea, las afecciones autoinmunes (por ejemplo: diabetes de tipo 1) y la enfermedad de Basedow concerniendo al hipertiroidismo representan los principales factores de riesgo de un hipotiroidismo o un hipertiroidismo que aparece durante el embarazo.
Es esencial informarle a su médico sobre antecedentes de desajuste tiroideo, con el fin de detectar el rastro de un eventual hipotiroidismo o un hipertiroidismo y de ser el caso, poner en ejecución un tratamiento adaptado.
El hipotiroidismo afecta aproximadamente al 5 % de las mujeres embarazadas.
Calambres, estreñimiento, edema de los miembros inferiores, piel seca, aumento de peso excesivo y bradicardia (disminución de la frecuencia del ritmo cardíaco) son los síntomas más frecuentes del hipotiroidismo que aparece en el embarazo.
El hipotiroidismo no tratado durante el embarazo aumenta los riesgos de parto prematuro, hipertensión gestacional, preclampsia, desprendimiento prematuro de la placenta y aborto espontáneo.
Se basa en la toma de levotiroxina, una hormona tiroidea de síntesis que permite compensar la falta de hormonas tiroideas en el cuerpo.
Los síntomas de hipertiroidismo afectan al 0,2 % de las mujeres embarazadas.
Los problemas de regulación térmica, la pérdida anormal de peso, los trastornos del apetito, la inestabilidad emocional y la taquicardia (aumento de la frecuencia cardíaca) son las principales manifestaciones del hipertiroidismo que aparece en el curso de embarazo.
El hipertiroidismo no tratado durante el embarazo aumenta los riesgos de aborto natural, de insuficiencia cardíaca, de aparición de una muerte fetal intrauterina y de una preclampsia severa.
El tratamiento se basa en un tratamiento sintomático que comprende sedantes, betabloqueadores y antieméticos (contra los vómitos y náuseas) asociado a un tratamiento específico en caso de enfermedad de Basedow (fármacos antitiroideos) y más raramente una intervención quirúrgica.
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