La pericarditis es una inflamación del pericardio, la membrana que envuelve el corazón. Hablamos de pericarditis cuando esta membrana se inflama. La cavidad puede llenarse de líquido, en cuyo caso hablamos de pericarditis con derrame, en oposición a la pericarditis seca. La pericarditis puede ocurrir de manera puntual (pericarditis aguda) o ser más larga (pericarditis crónica).
La causa de la pericarditis a menudo se desconoce o no está comprobada, pero con frecuencia es el resultado de una infección. La pericarditis aguda puede ser debida a una infección (viral la mayoría de las veces) o bacteriana, aparecer en el marco de la evolución de un cáncer, ser la consecuencia de un infarto, de una enfermedad como la tuberculosis por ejemplo, o sobrevenir sin explicación lo que es bastante frecuente (hablamos de pericarditis idiopática). En cuanto a la pericarditis crónica es de duración superior a los tres meses, ejerce una resistencia a la buena actividad del corazón y de ahí nace su denominación de pericarditis constrictiva.
Con frecuencia, se desconoce la causa de la pericarditis. Esta enfermedad afecta con más frecuencia a los hombres entre los 20 y 50 años de edad.
El dolor torácico casi siempre está presente y puede localizarse en el cuello, en el hombro, la espalda o el abdomen. Con frecuencia, aumenta con la respiración profunda y al acostarse en posición horizontal; puede incrementarse con la tos y la deglución. Puede ser agudo y punzante. A menudo se alivia sentándose derecho y recostándose o inclinándose hacia adelante. También puede aparecer fiebre, escalofríos o sudoración si la afección es causada por una infección.