La insuficiencia hepática o fallo hepático es la incapacidad del hígado para llevar a cabo su función sintética y metabólica, como parte de la fisiología normal. La insuficiencia hepática se produce cuando el hígado pierde su capacidad de funcionar adecuadamente. La insuficiencia hepática puede ser aguda o crónica.
El hígado es un órgano que tiene varias funciones importantes como la digestión de los alimentos, la eliminación de sustancias tóxicas de la sangre y la producción de proteínas importantes. El hígado también es responsable de la producción de la bilis, un compuesto alcalino que ayuda a digerir la comida.
En la insuficiencia hepática aguda las funciones hepáticas se deterioran rápidamente. Cuando el hígado falla de forma aguda aparece confusión, coma y estupor y una disminución de la producción de proteínas (tales como la albúmina y proteínas de coagulación) en las cuatro semanas posteriores a la aparición de los primeros síntomas (como la ictericia) de un problema hepático. La insuficiencia hepática "hiperaguda" se presenta si este intervalo es de 7 días o menos; hablamos de una insuficiencia hepática "subaguda" si el intervalo es de 5 a 12 semanas.
En este caso la insuficiencia hepática tarda meses o incluso años en desarrollarse. El deterioro de las funciones del hígado ocurre lentamente, durante un período de tiempo largo. En general aparece en el contexto de una cirrosis hepática que, a su vez, puede ser la consecuencia de muchas causas posibles: excesivo consumo de alcohol, hepatitis B o la C, causas autoinmunes, hereditarias y metabólicas, tales como la hemocromatosis o la Enfermedad de Wilson (acumulación excesiva de cobre) o una esteatohepatitis no alcohólica.