El insomnio se define como la dificultad para dormir que tiene repercusiones sobre la vida de la persona, en particular en su esfera socio-profesional. El insomnio puede manifestarse como una dificultad para conciliar el sueño, en problemas para mantenerlo con despertares frecuentes o con un despertar demasiado temprano. En algunos casos en que el sueño no es reparador, también se puede hablar de insomnio. Los insomnios pueden ser primarios, es decir un acontecimiento inesperado, sin que existan factores desencadenantes que puedan explicar su aparición, o secundarios a patologías, que pueden ser de orden psiquiátrico o corporal. A veces el insomnio puede durar unos pocos días, por ejemplo por una tensión causada por una preocupación especial o debido a cambios de ritmo como en el caso del jet lag. El insomnio agudo también puede ser secundario a dolores puntuales o a una enfermedad aguda, y desaparecer con la resolución del problema que lo ha desencadenado. El insomnio, sin embargo, a veces es crónico y puede inscribirse en el marco de una patología psiquiátrica, una depresión por ejemplo que puede manifestarse con un despertar precoz, ansiedad, dificultades en conciliar el sueño o incluso un síndrome maníaco en el que el paciente casi no reposa. Algunas patologías pueden ser responsables de estos problemas del sueño como el Síndrome de las Piernas Inquietas, que se manifiesta con dolor en las piernas en ausencia de movimientos, lo que obliga al paciente a levantarse y caminar. El insomnio puede también ser causado por el Síndrome de Apneas del Sueño, que cursa con pausas respiratorias durante la noche y provoca un sueño perturbado y poco reparador así como una importante somnolencia durante el día. Algunos medicamentos o sustancias tóxicas también pueden ser responsables de insomnio. En ciertos casos el insomnio es crónico, sin que ninguna causa se haya podido encontrar.
Los síntomas de insomnio, por lo tanto, pueden tomar varias formas:
y así generar durante el día:
El diagnóstico de insomnio se realiza a través de un interrogatorio en el cual el médico intentará concretar las costumbres y la higiene de vida del paciente, las horas de acostarse, las actividades antes de meterse en la cama, el tiempo de adormecimiento medio, el número de despertares por la noche, la hora de despertarse por la mañana, la profesión, el tabaquismo y también el consumo de café y de alcohol. El interrogatorio del cónyuge también es importante para saber si el paciente ronca, hace pausas en la respiración, se mueve mucho durante el sueño, etc. También se pueden realizar análisis de sangre. En estos casos se practica una estudio de sueño o Polisomnografía durante la cual el paciente duerme una noche conectado a una serie de electrodos colocados en el cuerpo.
El tratamiento del insomnio depende de la causa. Puede ser necesario modificar el estilo de vida del paciente reduciendo la cantidad de café o excitantes en general, evitando comidas pesadas por la noche, durmiendo a horas fijas, centrándose en actividades relajantes antes de acostarse, etc. Si el insomnio es causado por un trastorno psicológico como la ansiedad o la depresión, debemos considerar la posibilidad de tomar un medicamento para tratar estos problemas. Si se descubren otras patologías, se deberá tratarlo siempre que sea posible. En caso de ausencia de patología identificada y que el paciente no mejore a pesar de las instrucciones recomendadas se puede dar un tratamiento pero siempre durante el menor tiempo posible.
Para evitar el insomnio, es aconsejable tener un horario de sueño regular, hacer actividad física, dormir en un lugar tranquilo, evitar las comidas abundantes y las sustancias excitantes como el café o el té (especialmente antes de acostarse), reducir el consumo de cigarrillos y realizar una actividad tranquila antes de acostarse.